Mi Shih Tzu es un amor… pero ¡qué testarudo! Así aprendimos a entendernos

Hasta ahora en esta pagina hemos compartido consejos prácticos para cuidar a tu Shih Tzu. Pero esta vez quise probar algo distinto: contar una historia que quizá te resulte familiar. No sé si a ti te pasa, pero cuando adopté a mi Shih Tzu —Toby— me enamoré por completo de esa bolita peluda de ojos saltones y cara de “yo no fui”. Era tan dulce, tan tranquilo, tan… perfecto. Hasta que empezamos con las primeras órdenes básicas.

Ahí me di cuenta de algo: Toby hacía lo que quería, cuando quería. Le decía “ven” y me miraba como diciendo “¿para qué?”. Le mostraba un premio y lo ignoraba. En casa todos decían lo mismo: “Ese perro es más terco que una mula”.

Y la verdad… no estaban tan equivocados.

No era que no entendiera… era que no le daba la gana

Al principio pensé que quizá no estaba entendiendo las órdenes. Pero no. Si le ofrecía su snack favorito, venía como un rayo. Entonces supe que no era falta de inteligencia: era pura independencia. Y es que los Shih Tzu no son como otras razas que viven para complacer. Ellos piensan, deciden… ¡y negocian!

Y, como buen novato, lo primero que hice fue frustrarme. ¿Por qué no me hacía caso si yo era el “líder de la manada”? Bueno… resulta que Toby no reconocía ningún líder de nada.

Lo que cambió todo: dejar de imponer y empezar a conectar

Un día, después de una escena de 15 minutos intentando que se sentara para ponerle la correa, me rendí. Me senté en el suelo, respiré profundo, y simplemente lo observé. Y ahí me di cuenta de que no necesitaba que me obedeciera como un robot, sino que confiara en mí.

Empecé a hacer los entrenamientos como un juego. Sin exigencias. Solo con su juguete favorito y algunas golosinas. Dejé de repetir las órdenes como disco rayado. En vez de eso, celebraba cada pequeño logro. Y poco a poco… algo cambió.

Toby seguía siendo terco, sí. Pero empezó a escuchar. A prestar atención. A disfrutar el proceso. Y yo también.

Tener un Shih Tzu no es para los que quieren un perro “soldado”. Es para quienes están dispuestos a convivir con un compañero peludo con personalidad propia. Que a veces no quiere sentarse. Que te desafía con la mirada. Pero que te ama incondicionalmente a su manera.

Y sí, hoy Toby obedece mucho más. No porque yo haya ganado una batalla, sino porque construimos una relación de respeto, comunicación y confianza.

¿Tú también tienes un Shih Tzu con carácter fuerte?

Me encantaría leer tus anécdotas. ¿Tu peludo también negocia cada orden? ¿Le hiciste caso tú a él en lugar de al revés? Cuéntamelo en los comentarios o en nuestras redes.

Y si estás lidiando con la ansiedad por separación, no te pierdas el otro post que escribí sobre eso. Porque sí… Toby también pasó por ahí.

Lee sobre la ansiedad por separación en Shih Tzus

Deixe um comentário

O seu endereço de e-mail não será publicado. Campos obrigatórios são marcados com *

Rolar para cima